En una masacre nunca antes registrada en la historia reciente de Tailandia, murieron al menos 38 personas, entre ellos 23 niños de una guardería, ubicada en la localidad Uthai Sawan, al noreste del país asiático.
Los hechos ocurrieron cuando un expolicía identificado como Panya Khamrab, de 34 años de edad, irrumpió con una escopeta, pistola y un cuchillo el centro educativo de infantes, asesinando primero a cuatro adultos, incluida una mujer embarazada y luego a los menores que tenían un rango de edad de dos a cinco años.
Según reportan los medios locales, las autoridades policiales detallan que el hombre llegó al centro donde se encontraban 30 niños, justo a la hora de almuerzo y al no localizar a su hijo se puso nervioso, y posterior desencadenó la matanza.
Khamrab salió huyendo del lugar, y al llegar a su vivienda mató también, a su esposa e hijo.
Damrongsak Kittiprapas, jefe de la Policía tailandesa, indicó que el atacante «salió del recinto y comenzó a matar a cualquiera que encontrara en el camino con una pistola o un cuchillo hasta que llegó a su casa. Rodeamos su casa y luego descubrimos que se suicidó en su casa»,
Historial del atacante
Panya Khamrab, ya tenía antecedentes con la justicia, después de ser despedido de su cargo de policía, el año pasado, enfrentó cargos por portación de drogas. Antes de presentarse a la guardería, había asistido al juicio, donde se le imputaban cargos de drogas.
Ante el atentado que es uno de los peores que involucran a niños asesinados, el primer ministro de Tailandia, Prayuth Chan-ocha, calificó el crimen de «insolito» y «estremecedor», y orientó establecer una investigación inmediata.
Los tiroteos masivos son poco comunes en Tailandia, y la posesión de un arma de fuego ilegal llevaría a pena de prisión de hasta 10 años; sin embargo, la posesión es mayor comparado con otros países asiáticos. En 2020, un soldado mató a 21 personas e hirió a varias decenas más en la ciudad de Nakhon Ratchasima, registraron las autoridades en ese momento.