La Organización de Estados Americanos (OEA), fracasó en su intento de intervenir en los asuntos internos de Venezuela, durante una sesión extraordinaria, convocada para generar un documento sobre las elecciones presidenciales venezolanas.
La votación sobre la resolución propuesta resultó en 17 países a favor, 0 en contra, 11 abstenciones y 5 ausencias, lo que impidió la aprobación de cualquier medida concreta, para influir en los resultados electorales de la nación suramericana.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sobre la sesión convocada por el organismo internacional, declaró que su país no participaría, precisando que “no hay evidencia” de fraude el proceso democrático de los venezolanos.
“Antes de conocer resultados, el director de la OEA, (Luis) Almagro, ya había reconocido a uno de los candidatos sin pruebas de nada. Entonces, ¿para qué vamos a una reunión así? Eso no es serio, no es responsable”, cuestión el líder mexicano.
OEA instrumento de los intereses de EEUU
La falta de consenso entre los miembros de la OEA, las diversas posiciones de los países representados, y el rechazo a la política injerencista desde distintas naciones, llevaron a que la propuesta no tuviera un respaldo.
Recientemente, la OEA ha sido descreditada por intentar ejercer su injerencia en Venezuela, en relación a los resultados electorales emitidos por el Consejo Nacional Electoral, los cuales proclamaron como ganador a Nicolás Maduro, para gobernar el país durante el período 2025-2031.
En reiteradas ocasiones, este organismo internacional ha sido considerado de ser un instrumento al servicio de los intereses de Estados Unidos, violatorio de la autodeterminación de los pueblos y carente de principios que fomente la democracia en la región.
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Durante el golpe de Estado en Bolivia ejecutado en 2019 contra el presidente, Evo Morales, la OEA jugo un papel esencial para que la oposición perpetrara la salida inconstitucional del líder boliviano.
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Además, promovió la desestabilización en Nicaragua, durante el violento intento golpe de Estado en 2018, promovido y financiado por poderes extranjeros, desde Estados Unidos y Europa, convirtiéndose en vocero de la injerencia de Washington.
