Las criptomonedas han suscitado una polémica a nivel mundial sobre la legalidad de su uso. El ejemplo más reciente ocurrió cuando, Nayib Bukele, presidente de El Salvador, el único país que ha legalizado el uso del Bitcoin como moneda de curso legal, arremetió contra los Estados Unidos, tras conocerse que congresistas norteamericanos intentan la aprobación de un Proyecto de Ley para “mitigar los riesgos de la adopción del Bitcoin” en la nación centroamericana.
Bukele en su cuenta de Instagram enfatizó a Estados Unidos, que no cuenta con “ninguna jurisdicción sobre una nación soberana e independiente”. Además, de manera contundente expresó que El Salvador no es “colonia, patio trasero o patio delantero”, de los estadounidenses.
Desde su creación en el año 2009, el Bitcoin ha sido el ícono de las criptomonedas. Sin embargo, no es la única. Existen más de 8 mil 500 monedas digitales en el mundo, pero solo unas cuantas se roban los titulares. Y aunque haya quienes alerten de los peligros que estas encierran, hay otros que se inclinan por invertir en este rubrocuyas reglas no son tan claras para muchas personas.
Entonces ¿Qué es una Criptomoneda?
Es un tipo de divisa que sirve para comprar productos y servicios, como cualquier otra moneda, pero que solo existe en el mundo virtual, son por lo tanto monedas digitales.
A través de un cifrado criptográfico se garantiza la titularidad y la integridad de las transacciones que con estas se hacen, además, que se evita la realización de copias de la misma unidad. Presentan como principal atractivo, según sus defensores, la globalidad, ya que al ser digitales se mueven a través de transacciones en línea.
Distintos expertos, señalan que las complejas encriptaciones de las modernas monedas digitales, las hacen seguras. Algunas de estas, como Bitcoin y Litecoin, han limitado su emisión a 21 y 84 millones respectivamente, convirtiéndolas en deflacionarias ya que no se puede “inflar” imprimiendo más dinero. Son inmediatas y toda transacción con ella es irreversible.
A pesar de las controversias, El Salvador se perfila como la única nación del mundo que ha apostado todo para invertir en el oro digital. El presidente de ese país, Nayib Bukele, mencionó como una de las ventajas más populares, que las remesas enviadas desde EE.UU. a El Salvador, a través de Bitcoin, dejarán de estar sujetas por intermediarios que cobran una comisión por cada dólar entregado.
¿Inversiones en riesgo?
Por otra parte, existen reservas sobre el uso de este tipo de monedas, en particular relacionadas con su volatilidad y su falta de regulación.
Existen naciones que mantienen cierto recelo hacia la moneda digital, considerándola poco rentable y muy riesgosa, optando por prohibir por completo su uso. Pero ¿Por qué estos países desconfían de las criptomonedas?
Las criptomonedas son activos financieros no regulados, por lo que no tienen una condición de una moneda legal, ni son respaldadas por los bancos centrales. Según expertos, el precio de estas es muy volátil, lo que no suma confianza a economías mundiales como la de Estados Unidos y la “Zona Euro”, donde son usadas de forma frecuente por los cibernautas.
Cabe señalar, que en la actualidad existen iniciativas como la Regulación de Mercado en Criptoactivos (MICA) de la Unión Europea, cuyo objetivo es “establecer un marco normativo para la emisión de criptoactivos y los proveedores de servicios sobre estos”, asegura un comunicado del Banco de España. Aunque también detalla, que dentro de la misma regulación “no se asegura que vaya a cambiar” el hecho que no se exige el rechazo de criptomonedas como medio de pago.
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A niveles más accesibles, ¿cómo puede afectar la falta de regulación de las criptomonedas a una persona que haya invertido en ellas?
Por ejemplo, si la empresa que almacena tus criptomonedas pone fin a sus operaciones o sufre un ataque informático, tu inversión desaparecería para siempre, pues no hay una entidad que proteja o de garantía por ese capital.
Hasta ahora, hay quienes aseguran que las criptodivisas podrían revolucionar el uso del dinero como lo conocemos, incluso desplazar al dólar estadounidense como la moneda de intercambio de divisas mundial; pues al basarse en el consenso de un gran número de usuarios a nivel global, podrían suponer una amenaza a los sistemas bancarios y financieros globales, al operar fuera de la capacidad reguladora de los mismos.