Líderes de países árabes e islámicos comenzaron a llegar este domingo a Doha para preparar una cumbre extraordinaria convocada por Qatar en respuesta al ataque israelí de la semana pasada, que dejó seis muertos y fue condenado por el Consejo de Seguridad de la ONU.
El primer ministro qatarí, Mohammed bin Abdulrahman bin Jassim Al Thani, señaló que su país buscará una respuesta conjunta frente a un ataque que “ha puesto en riesgo a toda la región”.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores qatarí, Majed bin Mohammed al-Ansari, adelantó que el encuentro analizará un borrador de resolución sobre el bombardeo, al que calificó como un nuevo ejemplo de “terrorismo de Estado practicado por Israel”.
El jefe de seguridad iraní, Ali Larijani, exhortó a los gobiernos islámicos a “formar una sala de operaciones conjunta contra la locura de Israel” en lugar de limitarse a comunicados de condena.
Analistas destacan que la agresión ha deteriorado la sensación de seguridad en Qatar y en estados vecinos, lo que podría derivar en nuevos acuerdos de defensa con Estados Unidos.
Sin embargo, la fuerte alianza de Washington con Tel Aviv limita el margen de acción, en un contexto en que Israel también ha bombardeado Irán, Siria, Líbano y Yemen, mientras prosigue su ofensiva en Gaza y Cisjordania.
Como posibles medidas, países árabes y del Golfo evalúan romper relaciones diplomáticas o utilizar su poder financiero como herramienta de presión.
Fondos soberanos de inversión y restricciones comerciales podrían convertirse en instrumentos para responder a la agresión desbordada de Israel.
Entre los asistentes confirmados se encuentran el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian; el primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, y el de Malasia, Anwar Ibrahim. Además, representantes de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), que agrupa a 57 países, así como de la Liga Árabe, integrada por 22 naciones.