En un contundente llamado durante la cumbre árabe-islámica en Doha, el emir de Catar instó a tomar acciones concretas más allá de una sesión de emergencia para detener la “sed de sangre” de Israel, mientras que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, urgió a imponer sanciones y responsabilizar a Israel por crímenes de guerra y limpieza étnica en Palestina.
“Nos enfrentamos a una mentalidad terrorista (de Israel) que se alimenta del caos y la sangre, y a un Estado que la encarna”, advirtió Erdogan.
Por su parte, el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani cusó a Israel de negarse a alcanzar la paz con sus vecinos árabes e imponer su poder por la fuerza.
“Si Israel hubiera aceptado la Iniciativa de Paz Árabe, habría evitado una infinidad de miserias para sí mismo y para la región. Sin embargo, se niega a alcanzar la paz con los que le rodean y, además, impone su poder sobre ellos”, señaló Al Thani.
“¿Habíais escuchado antes sobre un Estado que ataca a los mediadores y a los políticos con los que está negociando?”, cuestionó el primer ministro qatarí, tras denunciar el bombardeo israelí a residencias en Doha.
Erdogan advirtió que la agresión israelí representa una “amenaza directa” para toda la región y acusó al gobierno de Netanyahu de arrastrar al Medio Oriente al “caos y la inestabilidad”.
En ese sentido, llamó a los países árabes e islámicos a intensificar la presión diplomática y económica contra Tel Aviv, subrayando que Turquía apoyará firmemente la creación de un Estado palestino con capital en Jerusalén Este y expresó su respaldo total a Qatar.
La cumbre, convocada por Qatar, la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica (OCI), reunió a más de 50 jefes de Estado y altos funcionarios del mundo árabe-musulmán, frente a la escalada de la agresión israelí en Gaza.