Jeffrey Dahmer, uno de los asesinos seriales más sanguinario en la historia de Estados Unidos, apodado como el “Carnicero de Milwaukee”, rompe récords de audiencia y despierta la polémica sobre romantizar criminales a través de series documentales que relatan la historia de estos personajes de manera protagónica.
“Monster: The Jeffrey Dahmer Story” (Monstruo: La Historia de Jeffrey Dahmer), reconstruye la vida de Jeffrey Dahmer, un asesino serial que mató a 17 hombres incluidos adolescentes, hasta que una de sus potenciales víctimas logró escapar e informar a la policía, poniendo fin con el protagonista de actos de canibalismo, necrofilia y abuso sexual.
A través de 10 capítulos, la serie muestra, desde la infancia del asesino, hasta su muerte en la Correccional de Columbia, después de ser golpeado en la cabeza por su compañero de celda.
La serie alcanzó una audiencia formidable, durante su primera semana al aire, fue vista durante más de 196 millones de horas y se posicionó como la producción número 1 en Netflix alrededor del mundo.
La realidad social detrás de la serie
Además de la historia criminal de Dahmer, la serie deja muy claro en varios aspectos las circunstancias históricas y sociales de los hechos, donde se evidencia una decadencia del sistema judicial estadounidense, que prevalece incluso en la actualidad; un acentuado racismo institucional, esencialmente de las autoridades policiales y de justicia.
La policía juega un rol protagónico, pero no de buena manera. Teniendo en cuenta que ignoraron los llamados de la ciudadana afroamericana, Glenda Cleveland, quien residía en el apartamento al lado del asesino, y que denunció en distintas ocasiones las constantes situaciones sospechosas de las que era testigo.
Fue la misma policía quien devolvió a Dahmer una de sus víctimas, Konerak Sinthasomphone, un adolescente de catorce años, que fue encontrado desnudo en la acera, apenas pudiendo articular las palabras y que moriría asfixiado horas después a manos del asesino; casualmente, el joven, era hermano de Keison Sinthasomphone, del que tres años atrás también abusó Dahmer y por el que fue condenado a prisión con régimen semiabierto; un caso por el que nunca fue investigado a fondo y que durante esperaba su condena, asesinó a otro hombre.
Con estos antecedentes fue evidente que las denuncias no eran atendidas por la policía estadounidense, principalmente porque se originaban desde un vecindario donde habitaban mayormente afroamericanos.
En este sentido, la serie revela los factores sociales y culturales influyentes: racismo y la decadencia del sistema de seguridad estadounidense, que influyó de manera importante para que en la época se registraran la existencia de más de 700 homicidas de su tipo en EE.UU.
Críticas mixtas
La historia de Dahmer, despertó las críticas por estar “demasiado encaprichada con su estrella principal” expresó Stuart Heritage de The Guardian, en gran parte porque el trabajo audiovisual, si bien humaniza a las víctimas, la narrativa no muestra las perspectivas de estas.
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Para los familiares de las victimas del asesino, la serie solo representa una manera de “retraumatizar una y otra vez”, tuiteó Eric Perry, primo de Rita Isbell, quien fue hermana de Errol Lindsey, que tenía 19 años cuando Dahmer lo asesinó.
En la pieza audiovisual se muestra la declaración de Isbell, a la que nunca le informaron que sería recreada en la producción: «Cuando vi parte de la serie me molestó, especialmente cuando me vi a mí misma, cuando vi mi nombre en la pantalla y esta señora diciendo palabra por palabra exactamente lo que dije», comentó a Insider.
Isbell, agregó: “Es triste que solo estén ganando dinero con esta tragedia. Eso es solo codicia».
Para muchos críticos, Dahmer “fetichiza” los hechos, mostrando más de 5 horas de vísceras superficiales y lo más inhumano posible que puedas imaginar; además de lucrarse de personas que ahora solo son “una foto y un nombre en una lista de víctimas”, y de sus familiares que forman parte de la producción sin consentimiento.