Una investigación publicada por MintPress News ha revelado el complejo entramado propagandístico internacional, creado para dar legitimidad al discurso oficial de Ucrania y diseminar propaganda racista y anti rusa, desde agencias y gobiernos occidentales.
“Detrás del esfuerzo de Relaciones Públicas de Ucrania hay un ejército de estrategas políticos extranjeros, cabilderos de Washington D.C. y una red de medios de comunicación vinculados a la inteligencia”, afirma el artículo investigativo “La guerra de propaganda de Ucrania: empresas internacionales de relaciones públicas, cabilderos de DC y recortes de la CIA”.
La investigación apunta a que son más de 150 agencias las que “voluntariamente” se han unido al Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, para librar una guerra de información.
Francis Ingham, consultor de Relaciones Públicas para el Gobierno británico, perfila como la cabeza del llamado “esfuerzo internacional” de comunicación. Ingham también tiene vínculos con el Partido Conservador del Reino Unido, es parte del Consejo de Evaluación y Estrategia del Servicio de Comunicación del Gobierno británico y director de una organización de consultorías de comunicación internacional.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores ucraniano, creó un “kit” de comunicación donde se guardaban desde diseños e ilustraciones con mensajes de “No a la guerra”, hasta listas de fuentes y medios de comunicación “oficiales”, además, incluía términos prohibidos como «Guerra civil en Donbass», «Conflicto interno», «Conflicto en Ucrania» y «Crisis ucraniana», que debían ser sustituidos por «Agresión armada por parte de la Federación Rusa en Donbass, conflicto armado internacional, guerra rusa contra Ucrania, conflicto armado ruso-ucraniano».
Incluso, dentro del kit se exaltaban “hechos heroicos” que se demostraron eran falsos: como el caso de los soldados de la Isla de las Serpientes, supuestamente asesinados por Rusia y que aparecieron vivos días después, o el “fantasma de Kiev”, un falso piloto de caza que derribaba aviones rusos. Ambos hechos, aunque se demostró su falsedad, circularon ampliamente a través de redes sociales con el objetivo de satanizar a Rusia y exaltar el “espíritu de resistencia” de Ucrania.
“Muchos (mensajes) utilizan un lenguaje xenófobo y racista, y algunos son explícitos en sus elogios a destacados neonazis ucranianos, los paramilitares fascistas del Sector Derecha y el Batallón Neo-Nazi Azov. Múltiples imágenes piden «batidos Banderite», una referencia a Stephan Bandera, quien colaboró con la Alemania nazi en el asesinato masivo de judíos y polacos étnicos durante la Segunda Guerra Mundial. Otra imagen muestra un libro titulado: «Enciclopedia de enfermedades incurables», que enumera Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte, Siria y Eritrea.
Además del kit de comunicación oficial, el informe expone las granjas de “trolls” o granjas “creativas”, establecidas para la difusión de mensajes afines al Gobierno de Ucrania y para la deslegitimación de la información procedente de fuentes rusas.
Desde Facebook se ha bloqueado a medios de comunicación rusos, restringiendo su publicidad y monetización de contenido; se han sustituido plataformas digitales de información de Rusia por cuentas falsas, como el caso de Russia 24. Además, deliberadamente una serie de declaraciones oficiales del gobierno euroasiático incluido del Ministerio de Defensa, se detallan como falsas.
Los informes dilucidados, arrojan que en la campaña masiva a favor del discurso oficial de Ucrania y en contra de Rusia, está involucrada la National Endowment for Democracy (NED), Atlantic Council, International Renaissance Foundation, Fundación Sociedad Abierta del multimillonario George Soros y los ministerios de relaciones exteriores de la República Checa y el Reino Unido, quienes financiaron esta propuesta de StopFake, un medio que se describe a sí mismo como «verificador de hechos».
Entre las fuentes oficiales, el kit recomienda medios vinculados a distintos gobiernos occidentales y empresas multimillonarias, como VOX, CNN, The Washington Post, BBC, The Economist, entre otros. Entre los medios en lengua rusa “creíbles”, figuran, según MintPress News, algunos financiados por la National Endowment for Democracy, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Gobierno británico y fundaciones privadas ligadas a magnates del petróleo.
Es de esperarse que la escalada propagandística también es protagonizada por Washington D.C., donde se gestiona desde el envío de armas a Ucrania hasta la promoción de enfrentamientos entre ambas naciones.
El informe cita, entre otros, a Daniel Vajdich, un “agente extranjero registrado y cabildero de la Federación Ucraniana de Empleadores de la Industria del Petróleo y el Gas”. También Stephen Krupin , ex redactor de discursos de Barack Obama, quien trabajó extensamente en la Campaña 2020 de Biden y gerente de la firma de cabildeo SKDKnickerbocker, encargado de escribir el discurso del representante permanente de Ucrania de las Naciones Unidas Sergiy Kyslytsya.
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De acuerdo a la investigación, el exembajador estadounidense en Ucrania, Michael McFaul, detalló que los “interlocutores de Zelensky han estado interactuando con las élites estadounidenses y los medios de comunicación durante mucho tiempo”.
Aunque Ucrania se haya querido proyectar como un modesto y pacífico pueblo agredido por Rusia, la verdad es que el gobierno de ese país cuenta con un respaldo multimillonario a nivel militar y propagandístico surgido de las élites más poderosas del planeta.
El mayor problema de la estrategia propagandística del Gobierno de Ucrania, ha sido basarse en mensajes de odio rechazados por gran parte de la población y discursos falsos desmentidos oportunamente; que a largo plazo no hacen más que prolongar el conflicto entre ambas naciones.