La violencia a mano armada, parece no tener límites en Estados Unidos. La cantidad de tiroteos y asesinatos, han sobrepasado el récord en 2022, enlutando a las familias de la nación norteamericana.
Uno de los casos más insólitos, acaeció en Little Rock, estado sureños de Arkansas. En tan solo 26 horas, la ciudad se convirtió en una zona hostil; 11 tiroteos se perpetraron dejando tres asesinatos con igual número de lesionados.
Según un estudio realizado por el grupo Gun Violence Archive, en el año 2020 las muertes por arma de fuego aumentaron un 30 % en comparación con el 2015; no obstante, el número de tiroteos cuyo mayor récord registrado fue en 2014 con 269, ha sido superado en 2022 con 416 tiroteos hasta la fecha.
La frecuencia de tiroteos en Estados Unidos es un tema de vieja data, e intrínseco es también el control de armas en la nación.
Y es que el “derecho estadounidense” a portar armas de fuego tiene su origen en un documento aprobado en 1791 conocido como Segunda Enmienda, la cual junto a otros 9 artículos conforman la Carta de Derechos de los estadounidenses: «Siendo una milicia bien regulada necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a tener y portar armas no debe ser infringido».
Influencia armamentística en la política de EEUU
En más de doscientos años, dicha enmienda, no ha sido modificada. Incluso, existen organizaciones que defienden este marco legal, entre ellas la Asociación Nacional del Rifle (NRA), con más de cinco millones de miembros.
Esta organización ha sido acusada de ejercer uno de los lobbies con mayor influencia en la política norteamericana.
En 1993 la Agencia de Protección de Salud de Estados Unidos, a través de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), publicó un informe donde se demostraba que “tener un arma de fuego en casa estaba relacionado con un mayor riesgo de morir asesinado”.
Inmediatamente, Jay Dickey, congresista republicano de Arkansas y conocido como “el hombre en Washington de la NRA”, presentó una enmienda que hizo desaparecer el presupuesto destinado a los CDC.
Y aunque el caso data de 1993, la Enmienda Dickey sigue vigente, e incluso en el año 2011 fue ampliada para incluir a los Institutos Nacionales de Salud de abstenerse de investigar lo que ha sido catalogado por Joe Biden como uno de “los principales problemas que enfrenta EEUU”; y que representa la principal causa de muerte en niños de los EEUU, según los CDC estadounidenses.
En ese sentido, distintos legisladores han tachado a la industria armamentista de inmoral, criticando el esquema de enriquecimiento de las mismas.
Carolyn Maloney, demócrata representante del estado de Nueva York, ha denunciado a grandes empresas, entre las que destacan Smith and Wesson, Bushmaster, Sig Sauer, de realizar prácticas de publicidad «perturbadoras, explotadoras e imprudentes», además de utilizar símbolos e iconografía ligados a la ideología supremacista blanca.
Apenas, el 24 de junio 2022, el Senado de Estados Unidos aprobó la primera legislación sustancial para el control de armas en 30 años. La medida fue avalada por los senadores con 65 votos a favor.
Esta Ley incluía verificaciones de antecedentes más estrictos para portadores menores de 21 años, 15 mil millones de dólares de fondos federales para la salud mental y seguridad escolar.
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Pero ante un sistema en decadencia con leyes inoperantes, medidas sin precedentes fueron adoptadas. Se permite que los maestros porten armas dentro de las escuelas, se prohíbe el uso de mochilas grandes y se realizan permanentes cateos y revisión del personal.
Sumado a la anterior, la venta de mochilas blindadas, de la empresa Leatherback Gear, registró un aumento de 800 %; evidenciando una medida desesperada de los estadounidenses por salvaguardar sus vidas y la de los niños.
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En ese contexto, los violentos tiroteos en Estados Unidos, lejos de disminuir, han aumentado de manera alarmante. Según American Gun Facts, el 32 % de los estadounidenses poseen al menos un arma, mientras el 41% conviven con un portador.