El altavoz de la CIA no va a ser escuchado, el vejestorio imperial en el oficio ese que se le reconoce, es aislado y condenado en un voto mundial que le dice ¡Respete a Cuba!, ¡Abajo el bloqueo!
Hace el número 32 las veces que el mundo entero le dice al imperialismo que se escribe en la historia que comete un crimen de genocidio cada día que pasa desde hace 63 años contra Cuba. Los pueblos de los 5 continentes representados en la ONU dictan su acusación contra la élite gansteril que persigue a quien se atreva a comerciar con Cuba, alimentos, medicinas, equipos hospitalarios, recambios, insumos, …
El subsecretario de Estado Lester Mallory el 6 de abril de 1960 fue el firmante de las instrucciones para cometer el genocidio, y la presidencia, Eisenhower, jefe otanista, dio la orden en el mes de octubre de ese año. El tal Mallory pasó buena parte de su vida relacionado con departamentos de agricultura, no había plantado una patata nunca, pero a cuantas familias de agricultores habría matado de hambre para entonces cuando planificó tal villanía.
“La mayoría de los cubanos …” (declaró éste mal bicho al psicópata que lo empleaba como monosabio), “no existe una oposición política efectiva”, (no cabe duda que su interior era un infierno de odio), … “desengaño”, “desaliento”, “insatisfacción”, “penuria”, “debilitar”, “negar”, “reducir”, “provocar”, “desesperar”, “derrocar”, … son los términos empleados por quien vive consumido en su odio al pueblo que es independiente y antiopresivo, el servicial lacayo Mallory, el agricultor de oficina que disfrutaba haciendo pasar hambre a los demás, eso es lo que se lee en su nota con recomendaciones al jefe del imperio, que es como nombrar al crimen.
Mallory era tan recortado como su bigote. ¿Qué fumaba, bebía o se inyectaba para recomendar el genocidio con tanto empeño? ¿Cómo explicar que un pervertido llegue a escribir con tanta claridad y con tanto fervor lo que le hurga la sesera? Su aborrecimiento de Fidel, su repugnancia por el pueblo trabajador, su hostilidad, su saña, su crueldad, su ardiente maldad, si no es por su conciencia supremacista, racista, clasista, si no es por su experiencia vivida, ¿por qué es?: es el imperialismo, ese monstruo que roba la vida.
Viene desde lejos, desde siglos pasados, la marabunta voraz, reconocemos a la cabeza de esa jauría a los presidentes de EEUU, vemos abriendo sus fauces con colmillos amarillentos y dentones podridos y con sarro a Trump, despeinado como una bruja y cara de pan recién cocido, y tropezando un paso por delante de él va un vejestorio de andares y hablares de borracho senil, es el tal Biden con gafas de huevo y cristal oscuro con las que pretende que no se le vean los ojos refulgentes, rojos a saber de qué, su hijo debe ocuparse de ordenarle su despacho de la Casa Blanca, ¡qué historia la de esa tropa!
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El mundo entero solo vota a favor de Cuba. Cuba es más y más apreciada, así lo dice su presidencia del Grupo 77 más China, y a continuación en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y como broche, por mayoría sin parangón elegida para formar parte del Consejo de Derechos humanos. Aquí tienen la isla respetada como un continente humanitario, como un continente de solidaridad, como un continente ejemplo de independencia. 1 de noviembre: No al bloqueo.
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Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis; Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de AMANE. Miembro de la Asociación Europea de Apoyo a los Detenidos Palestinos. Internacionalista e integrante de la Red de Artistas, Intelectuales y Comunicadores Solidarios con Nicaragua y el FSLN.