El sacerdote acusado por violar a una niña en El Salvador, además enfrentará un Tribunal Eclesiástico, para concretar su salida de la Iglesia Católica.   

El Tribunal de Justicia de El Salvador, ordenó la captura del sacerdote, Jesús Orlando Erazo Gálvez, quien podría ser condenado a entre 14 y 20 años de prisión, por el delito de violación contra una niña de 13 años de edad, cuya identidad no fue revelada, al ser tipificado el caso “bajo reserva”.

La Fiscalía salvadoreña destacó sobre el proceso que “… hemos logrado de que el caso pase a la siguiente etapa, dado que la juez de San Cristóbal ha decretado la instrucción formal, con la medida cautelar de la detención provisional, en contra del imputado; lo que busca Fiscalía es el acceso a justicia de las víctimas, así como también el resarcimiento de sus derechos y sus garantías”.

Asimismo, a través de un comunicado, el arzobispado de San Salvador, informó que el religioso fue suspendido, y este tendrá que enfrentar, en paralelo, un proceso canónico, para expulsarlo de la Iglesia católica.

“Informo que en la parroquia San Cristóbal de esta arquidiócesis de San Salvador, tristemente, ha sucedido un caso de abuso sexual de menores”, comunicó el arzobispado.

Monseñor José Luis Escobar, confirmó que las autoridades de ese país centroamericano, estaban procesando la acusación contra el sacerdote por abuso sexual, y el imputado se presentó en las oficinas de la Arquidiócesis de San Salvador, para dar su declaración.  

A su vez, indicó que de inmediato se procedió a la suspensión “a divinis” del sacerdote, como una medida cautelar.

Esta no es la primera vez que un sacerdote de El Salvador se ve involucrado en violaciones contra menores. En 2016, los monseñores Jesús Delgado, Francisco Gálvez y José Antonio Molina, fueron encontrados culpables de estos mismos delitos.  

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La Fiscalía indicó que el sacerdote, estará en prisión, mientras se desarrolla el caso. Mientras el arzobispado, refirió que, ante estos delitos, “la pena consiste en la pérdida total y definitiva de todas las facultades sacerdotales”, de acuerdo al canon 292 del Código de Derecho Canónico.