El Gobierno de Japón presentó una queja ante la embajada de Estados Unidos en Tokio, debido a al menos dos denuncias recientes de abusos sexuales que involucraron a miembros del servicio militar estadounidense en la isla de Okinawa, en el sur de Japón.
El gobernador de Okinawa, Denny Tamaki, quien se opone a la fuerte presencia de tropas estadounidenses en la isla, dijo estar «sin palabras e indignado». Subrayó la necesidad de «reconstruir» el sistema de comunicación en caso de delitos y accidentes que involucren a miembros del servicio estadounidense.
Por su parte, el vicegobernador de Okinawa, Takekuni Ikeda, les dijo a los funcionarios de EEUU que estas agresiones sexuales eran graves violaciones de los derechos humanos contra las mujeres. “Las consideramos absolutamente imperdonables y estamos indignados”, apostilló.
Sobre los casos de abusos en Okinawa
En uno de los casos, un miembro de la Fuerza Aérea fue acusado en marzo de agredir a una adolescente en diciembre, mientras que en el otro, reportado en mayo, un marine fue acusado de agredir a una mujer de 21 años.
De esta manera, estos dos casos se suman al ocurrido en 1995 cuando una niña de 12 años fue abusada por tres militares estadounidenses, lo que desató protestas masivas contra la gran presencia de tropas estadounidenses en la isla.
Este incidente llevó a un acuerdo en 1996 entre Tokio y Washington para cerrar una importante base aérea estadounidense, aunque el plan se retrasó debido a las protestas en el lugar designado para su reubicación en otra parte de la isla.
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Actualmente, unos 50,000 soldados estadounidenses se encuentran replegados en Japón en virtud de un pacto de seguridad bilateral, con aproximadamente la mitad de ellos en Okinawa.
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En este sentido, el reposicionamiento del ejército estadounidense hacia el suroeste de Japón se centra en gran medida en Okinawa y sus islas cercanas.