Estados Unidos ha logrado anteponer sus intereses hegemónicos, geoestratégicos y económicos, al frenar el fin de la guerra en Yemen
Estados Unidos ha logrado anteponer sus intereses hegemónicos, geoestratégicos y económicos, al frenar el fin de la guerra en Yemen

Cada nueve minutos, muere un niño por la guerra y el hambre en Yemen promovidas por Estados Unidos, pero los noticieros se han olvidado del tema. Los titulares del conflicto en Ucrania, han desplazado el peso de la hambruna, los niños mutilados y una de las peores crisis humanitarias del mundo, en un país asolado por las balas y la extrema pobreza.

Yemen está ubicado en el Continente Asiático, y tiene una población de más de 30 millones de habitantes, siendo el país más poblado de la Península Arábiga, compartiendo a su vez, al norte, una larga frontera con Arabia Saudí.

Analistas geopolíticos, plantean que Estados Unidos ha bloqueado los acuerdos entre Yemen y Arabia Saudí, debido “a sus ambiciones de controlar las rutas de navegación marítima, en el estrecho de Bab al-Mandeb y las islas de Yemen, en el mar Rojo y el mar Arábigo”.

El estrecho de Bab al-Mandeb, separa la costa africana en Yibuti y la península arábiga en Yemen, un nodo marítimo importante que da acceso al mar Rojo, desde el océano Índico. Foto: Alamy
El estrecho de Bab al-Mandeb, separa la costa africana en Yibuti y la península arábiga en Yemen, un nodo marítimo importante que da acceso al mar Rojo, desde el océano Índico. Foto: Alamy

El estrecho de Bab al-Mandeb, es una de las rutas marítimas más concurridas en el mundo, tomando en cuenta su ubicación estratégica, colindante a la rica zona petrolera de Asia Occidental; a su vez, Estados Unidos, lleva adelante planes para mantener su presencia militar en el mar Rojo.

Las raíces de la guerra de Yemen

Las raíces de esta guerra, se remontan en 2011. En la Primavera Árabe, surgió un levantamiento que obligó al entonces presidente, Ali Abdullah Saleh a dejar el poder en manos de su vicepresidente, Abdrabbuh Mansour Hadi. Esta transición, desencadenaría una serie de tensiones sociales y enfrentamientos armados, entre quienes no estaban de acuerdo con el nuevo gobierno.

Cuatro años después, en marzo de 2015, el conflicto se agravaría, entrando en escena los intereses de naciones extranjeras. Arabia Saudita, con la excusa de sospechar que, desde Yemen se diera apoyo a Irán -su potencial adversario-, conformó una dura coalición, escalando y llevando a un terreno peligroso, los objetivos de la guerra.

La Coalición Saudita, conformada por Qatar, Kuwait, los Emiratos Árabes, Egipto, Jordania y otros países de esa región, ha venido cercando económica, política y militarmente a Yemen.

La venta de armas, para avivar el conflicto en Yemen, ha sido otro los intereses por los cuales a Washington no le interesa la paz en esta zona del mundo. Foto: REUTERS
La venta de armas, para avivar el conflicto en Yemen, ha sido otro los intereses por los cuales a Washington no le interesa la paz en esta zona del mundo. Foto: REUTERS

En tanto, Estados Unidos no se quedaría atrás, sacando provecho del conflicto, y logrando firmar un contrato de venta de armamento por 20 mil millones de dólares con Arabia Saudita.

Documentos desclasificados, exponen que la Coalición Saudita, ha obtenido un amplio apoyo logístico, financiero, despliegue de inteligencia y suministro de armas por parte de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, llevando a cabo, con estos recursos, una intervención militar a través de innumerables incursiones aéreas y terrestres en Yemen.

Los estragos de la guerra

En la guerra de Yemen, han resultado cerca de 400 mil personas fallecidas; 40 mil heridos; 4.3 millones de yemeníes desplazados, y un desastre humanitario sin precedentes, donde más del 70 % de la población, necesita ayuda de manera urgente.

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La guerra financiada por Estados Unidos, en Yemen, ha destruido hogares, hospitales y colegios; sumado al colapso de redes de abastecimiento de agua, por los constantes bombardeos sauditas.

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El cerco económico, ha proliferado el hambre como peste en Yemen; mientras el 60 % de los yemenitas no saben de dónde vendrá su próxima comida; 17 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria y de estos, al menos 2.2 millones de niños están severamente malnutridos, y entre ellos, 500 mil, en desnutrición aguda.