El 20 de marzo de 2003, hace exactamente veinte años, una coalición, encabezada por Estados Unidos, Reino Unido y España, dio inicio a una cruenta invasión a Irak, que conllevó a miles de crímenes de lesa humanidad, saqueo, violaciones y destrucción, en la nación de Oriente Medio.
¿Cuál fue el presunto objetivo que tenía el entonces presidente, George W. Bush, al desarrollar aquella guerra de grandes escalas, pese a no contar para ello con el respaldo de Naciones Unidas?
Mentiras de Estados Unidos para invadir Irak
La primera excusa que ocupó Estados Unidos y sus países aliados, para invadir Irak, fue que en ese país “se encontraba un presunto arsenal de armas de destrucción masiva”, el cual nunca se encontró, ni se probó su existencia.
Según registros, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Colin Powell, llegó a afirmar en el seno de la ONU, en 2003, que Irak contaba con “laboratorios móviles”, con los cuales producía armas de destrucción masiva. En tanto, el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, se unió a la orquesta, asegurando que “Saddam Hussein, estaba produciendo este arsenal”.
Robo de oro y obras de arte perpetrado por Estados Unidos
Con el tiempo, las investigaciones fueron arrojando datos más precisos sobre aquella invasión, y se comenzó a desnudar los verdaderos objetivos. El periodista, Bruno Sgarzini, rememora que “entre algunas infamias para la historia, durante la ocupación, los soldados estadounidenses robaron obras de arte y oro”.
Además, recuerda que, incluso, periodistas participaron del saqueo. Tal es el caso del corresponsal de guerra del canal de televisión, Fox News, Benjamin James Johnson “quien fue despedido luego que en el aeropuerto le decomisaran 12 cuadros robados de una casa de la familia de Saddam Hussein”.
Entre los objetos robados por soldados y periodistas estadounidenses, también se encuentran armabas bañadas en oro, lingotes de oro y bonos soberanos del Estado de Irak; así como obras de arte del Museo Arqueológico, escritos antiguos y otras piezas de gran valor.
En abril de 2003, recién iniciada la ocupación, el teniente coronel Philip DeCamp, informó que las fuerzas armadas de los Estados Unidos “investigan a cinco de sus soldados que se apropiaron de cientos de miles de dólares”.
Pero fue en junio de 2011, que el parlamento de Irak, denunció estar en la búsqueda de unos 17 mil millones de dólares, proveniente del fondo del petróleo iraquí, que fueron robados durante la invasión liderada por Estados Unidos.
Corrupción financiera con el dinero iraquí
De acuerdo a la denuncia, interpuesta ante las Naciones Unidas, “todo apunta a que instituciones de Estados Unidos de América cometieron corrupción financiera al robar el dinero del pueblo iraquí, que fue asignado para el desarrollo de Irak”.
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A su vez, las investigaciones arrojan que los funcionarios de Estados Unidos “no usaron controles financieros para rendir cuentas de estas enormes retiradas de efectivo, una vez que llegaron a Irak”, además, se ventilaron las pruebas de despilfarros, fraudes y abusos en el gasto y desembolso de los fondos iraquíes.
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La guerra que implementó Estados Unidos en Irak, destruyó la infraestructura económica del país de Oriente Medio, casi dos millones de personas sufren desnutrición, millones sobreviven en condiciones precarias, registró 1.12 millones de fallecidos entre la población civil y más de 5 millones de desplazamientos forzados; de acuerdo a un informe respaldado por la ONU, también dejó alrededor de 151 mil muertes violentas,