El Ejército de Israel inició su ataque terrestre en Rafah, al sur de Gaza, donde se encuentran refugiados más de 1.5 millones de palestinos, que han sido desplazados de manera forzosa por la agresión israelí.
Por su parte, António Guterres, secretario General de las Naciones Unidas, tachó de inaceptable la agresión en el sur de Gaza, y afirmó que las acciones militares, causarían mayor afectación humanitaria.
«Una invasión terrestre en Rafah, sería intolerable debido a sus devastadoras consecuencias humanitarias y su impacto desestabilizador en la región», precisó el representante del organismo internacional.
Bombardeos previos a la invasión
Asimismo, agregó: “insto al Gobierno de Israel a detener cualquier escalada y sumarse constructivamente a las actuales conversaciones diplomáticas”, agregó.
Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU, aseguró que “se podría provocar una matanza de civiles y un golpe increíble, para la operación humanitaria en toda la Franja, porque se lleva a cabo principalmente desde Rafah”.
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Previo a la “invasión terrestre”, el Ejército de Israel, bombardeó la ciudad fronteriza con Egipto y ordenó a los refugiados abandonar sus hogares, mientras se desarrollaban las negociaciones con el grupo de resistencia palestina “Hamás”.
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La invasión autorizada por el gobierno de Netanyahu, se ejecutó luego de que el gabinete de guerra de Israel, decidiera reanudar los ataques dirigidos en el paso fronterizo, el cual ha sido bloqueado para impedir el tránsito de personas y ayuda humanitaria.
