Nepal, una historia de muerte impera en el aire. Desde 1960, cuando el primer vuelo descendiera para impactar contra la superficie, más de 900 personas han fallecido en accidentes aéreos. A menos de un año, otro incidente de este tipo termina con decenas de vidas.
Las 72 víctimas fatales que deja la reciente tragedia del avión de Yeti Airlines, evidencia la precariedad en la seguridad del transporte aéreo del país asiático, por la que incluso ha sido sancionado desde organismos internacionales.
En este sentido, la Red de Seguridad Aérea estableció que el incidente fatal del 15 de enero, es el peor accidente aéreo de las últimas tres décadas y el tercero entre todos los ocurridos en Nepal.
El percance más cercano en ese territorio, ocurrió tan solo meses atrás. A finales de mayo de 2022, las imágenes le darían la vuelta al mundo, 22 personas perdieron la vida en el fatídico hecho aéreo. Asimismo, en 2018, 49 personas morirían en el vuelo BS 211, que se movilizaba desde Dhaka, Bangladesh, cuando también intentó aterrizar en el aeropuerto de Katmandú en Nepal, pero acabó impactando de forma caótica en el suelo.
Ante los constantes riesgos que preceden a Nepal, distintos organismos tomarían medidas. La Unión Europea en 2013, impidió el ingreso de sus aerolíneas a los países que conforman el bloque del viejo continente.
En ese contexto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en colaboración con Nepal, concretarían en 2017 una resolución que ayudaría a reducir las deficiencias en las operaciones de las aerolíneas.
“Con la resolución de esta cuestión, mediante una acción coordinada de creación de capacidad y el apoyo de Estados donantes y organizaciones internacionales, la OACI y Nepal han contribuido a mejorar aún más la seguridad operacional en Nepal”, declararía en ese momento, Olumuyiwa Benard Aliu, representante del Consejo de la OACI.
Sin embargo, los accidentes no cesan en Nepal, a pesar del seguimiento internacional que ha tratado de brindar soluciones al peligro que representa la situación.
Lo cierto es que sumado a las deficiencias en la inversión de aviones que se encuentran en estados precarios, la Autoridad Aviación Civil de Nepal, ha descrito que la “topografía hostil” constituye uno de los factores adversos para la seguridad de los vuelos.
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La atracción de este sitio, está estrechamente relacionada con una de las claves que explica las constantes tragedias aéreas.
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Nepal se encuentra en la zona de la impresionante cordillera del Himalaya, cuenta con 8 de las montañas más imponentes de la Tierra, y ostenta un terreno con las pendientes de mayor envergadura que pueden existir, que en combinación con su inestable clima, lo posiciona como uno de los lugares más peligrosos para volar.
Situado en la ciudad de Lukla, como retando a la muerte, se encuentra uno de los aeropuertos considerados de los más letales del mundo, “la puerta de entrada al Everest”, con una pista de tan solo 527 metros de longitud donde al final espera un profundo acantilado entre cordilleras, que hace imposible abortar cualquier vuelo que inicie sus operaciones; y al aproximarse al aterrizaje el terreno estrecho y montañoso que la rodea hace imposible cualquier maniobra fuera de la prevista.
En medio de las decenas de muertes y la búsqueda de varios cuerpos, el gobierno nepalí decretó un día de luto, en consideración a los familiares de las víctimas originarios de Nepal, India, Rusia, Irlanda, Australia, Argentina, Corea y Francia.